Muchos pacientes nos preguntan y piden asesoramiento por cremas de cuidado diario domiciliario para tener una piel hidratada. Son múltiples las cremas que se usan a diario y que reflejan en su nombre la funcionalidad que cumple la misma. ¿Pero sabemos realmente como se hidrata y se nutre la piel?

Cómo mantener la piel hidratada

La piel ocupa aproximadamente 2 m2 y pesa unos 4 kilos aproximadamente. Podemos por lo tanto decir que es, sin duda, el órgano más extenso de nuestro organismo y que deberemos cuidar y mimar con esmero.

La hidratación diaria de la piel se lleva a cabo con cremas que no permitan la deshidratación de la misma. Esto quiere decir, que eviten la pérdida del agua. Necesitamos mantenernos hidratados y eso lo conseguimos bebiendo agua, pero la hidratación de la piel es peculiar. No depende de ese agua que bebemos sino de cómo logramos controlar la pérdida de agua que contiene nuestra piel.

Los aceites o cremas oleosas son las mejores para impedir la deshidratación de la piel. Las llamamos sustancias oclusivos, porque ocluyen parcialmente la piel impidiendo la salida de agua. Pueden ser aceites minerales, vegetales, etc. o una mezcla de ellos, y pueden llegar a reducir hasta un 60% la deshidratación. En nuestra clínica revisaremos el tipo de piel de la paciente para poder aconsejar los principios activos más adecuados y así no dejar en la piel un exceso de grasas.

Junto con las cremas oclusivas necesitamos moléculas que retengan agua para que el tándem sea perfecto. Estas cremas se denominan Humectantes, siendo sobre todo la glicerina y el ácido hialurónico las retenedoras por excelencia. Por ejemplo, una simple preparación con glicerina pura en loción corporal nos proporcionará una intensa hidratación en pieles con descamación, urticaria y deshidratación

Pero, ¿hay algo más que podamos hacer?

Por supuesto, pensemos como notamos la piel más tirante e irritada en invierno con chimeneas o fuentes de calor, en cambio mejora nuestra piel en días más húmedos o lluviosos o simplemente estando cerca del agua. En estos casos siempre aconsejamos mantener en invierno una humedad adecuada en el ambiente con humidificadores cerca de las fuentes de calor así como evitar la exposición directa sobre todo de la piel de la cara a las estufas o chimeneas

Revisaremos también los hábitos de higiene que tenemos. Un lavado excesivo de las manos lleva consigo una deshidratación de la piel por lo tanto a nivel corporal debemos extrapolar esa norma, las duchas deben ser de agua preferentemente templada para agredir lo menos posible la piel y no mantenernos más de 10 min debajo del agua.

A la hora de elegir un gel adecuado debemos evitar aquellos que llevan detergentes, es decir, los que hacen excesiva espuma porque terminan con la grasa de nuestra piel, esa que nos protege de la deshidratación evitando la pérdida de agua.
Si además queremos seguirla protegiendo evitaremos el uso de las esponjas aunque estas sean naturales, debemos darnos cuenta que son reservorios de hongos y que además pueden rascar y agredir nuestra piel.

El cuidado de la ropa que entra en contacto con nuestra piel también es objeto de revisión. Evitar el uso de fibras y aconsejar el uso del algodón junto con un lavado suave de la ropa y sin restos de detergentes y suavizantes contribuirán a lucir una piel sana e hidrata.

¿Tienes dudas sobre la hidratación de la piel? ¿Buscas asesoramiento? Ponte en contacto con nosotros y estudiaremos tu caso.